miércoles, 28 de septiembre de 2016

LA INJUSTA COLONIZACIÓN CULTURAL

»Me enseñaron que el sexo era sagrado y que había que reservarlo para el matrimonio, que el matrimonio era la base de la familia y que la familia tenía que ser el centro del amor y del apoyo mutuo. Me enseñaron, y comprendí, que la vida humana es valiosa desde la concepción y que el aborto es un ataque serio contra la vida humana
 
»Supe, a partir del momento en que, siendo niña, entré en el sistema educativo de Nigeria -muy lejos de ser perfecto-, que mi empoderamiento dependía de mi formación continuamás que de mi acceso a la anticoncepción y al aborto.
 
»Cuando tenía unos veinticinco años me trasladé a Europa para mi doctorado [en Ciencias Biomédicas, Obianuju es microbióloga] y me di cuenta de que, aunque había mucho que admiraba en la cultura europea, había una parte de ella que no podía aceptar porque sus valores era totalmente opuestos a los que había adquirido en mi juventud.
 
»Durante años no expresé mis pensamientos, opiniones y convicciones, pero cuando en 2012 oí que Melinda Gates estaba lanzando un proyecto multimillonario de control de la natalidad y en favor de la anticoncepción, cuyo objetivo eran los 69 países más pobres del mundo (la mayoría de los cuales eran países africanos), consideré que era descarado por su parte querer imponer su cosmovisión sobre los más pobres del mundo. Su objetivo era que cambiara el punto de vista de millones de personas sobre la familia, la maternidad, el matrimonio y el sexo.
 
»Esto se llama imperialismo cultural y no podía aceptarlo, o permanecer callada ante este hecho. Escribí una Carta Abierta que, providencialmente, fue hecha pública por Teresa Tomeo, renombrada anfitriona de un show católico en EWTN. La carta llegó a ser viral cuando fue publicada, entre otras, en la página web del Vaticano, y en distintos idiomas.

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