miércoles, 16 de diciembre de 2015

¡HORROR, TERROR Y PAVOR! A ALGUIEN SE LE OCURRE DEFENDER LA VIDA

Los medios de comunicación se rasgan las vestiduras ante la "ocurrencia", extravagancia y escandalosas manifestaciones de un candidato de Ciudadanos. ¿Será posible tal desatino? Han sido unas declaraciones totalmente desafortunadas y ya se está estudiando exigir la rectificación del candidato Carlos Patch, de Cantabria. Nada más y nada menos que se ha atrevido a decir que "el aborto es una forma de violencia". Hay dogmas de esta podrida sociedad que on intangibles. Se puede decir todo. Se puede insultar, calumniar, defender la independencia de Cataluña, decir que "España nos roba", cagarse en "la puta España", pegarle fuego a las fotos del Rey, vociferar muerte al Borbón, y "vamos a quemar la Conferencia Episcopal", todo vale, todo está permitido porque hay que respetar la libertad de expresión y cualquier cosa puede ser defendida... menos manifestarse defensor de la vida, de todas las vidas humanas incluida la de los más débiles e indefensos, de los niños aún no nacidos. Eso no. Eso es indefendible, indecente. El que se atreva a manifestarse en contra de la más brutal violencia contra la mujer, la del aborto, debe ser proscrito, lapidado, públicamente linchado. La gregaria y liberal sociedad, se rasga las vestiduras y grita horrorizada ante un atrevimiento y una postura tan disparatada.

martes, 10 de noviembre de 2015

EL USO DEL CUERPO DE LA MUJER



Noticia publicada en el día de hoy. 

Titular: "Los bikinis no son para vender cemento". 

En la entradilla: "La Fiscalía pide al juez la retirada de la publicidad de cementos La Unión por sexista. La empresa usa la imagen de las mujeres como gancho".

De acuerdo, hay quienes pensamos que es totalmente inapropiado el uso del cuerpo de la mujer, tratándola como una cosa como reclamo publicitario, pero ¿puede saberse cuál es el criterio de la Fiscalía y el de las organizaciones pro-ideología de género al respecto? ¿Por qué actuar así con el cemento y no con todos los demás productos? Por qué sí se acepta el uso del cuerpo de la mujer para anunciar coches, bebidas, perfumes, cremas, gel, galletas, cereales, etc.? O se denuncia todo o no se denuncia nada, porque hacerlo solo en algunos casos y justificar otros no es más que hipocresía e inoherencia. aquello que utiliza a la mujer y atenta contra su dignidad, no solo de ella sino de todos, porque atentar contra la dignidad de la mujer de ese modo es considerar al hombre como un simple macho irracional que se deja llevar por el instinto es tratar de forma degradante a la persona.
No reparamos a veces que lo que ofende a la mujer supone también una ofensa al hombre y viceversa.


Los liberales, que en otros campos claman y defienden todo tipo de cosificación de la mujer y del hombre, todo tipo de obscenidades justificándolas con la libertad de expresión o una legítima provocación artística, se rasgan las vestiduras por un anuncio de cemento con una señorita en bikini. Tachan la censura de otros tiempos y ahora pretenden imponer la misma censura.
¿Por qué no critican y exigen eso mismo en todos los casos? ¿Por qué no dicen nada cuando celebritis recurren al desnundo "por una buena causa"? No se entiende que una buena causa tenga que ser apoyada por semejante recurso. ¿Acaso no son en esos casos las mismas mujeres las que se exhiben como cosas, como meros objetos que se ofrecen a la mirada de los demás como tales?

jueves, 15 de octubre de 2015

12 DE OCTUBRE, FIESTA NACIONAL Y DÍA DE LA HISPANIDAD



Cuando Alonso de Ojeda desembarcó en las Antillas, en 1509, pudo haber dicho a los indios que los hidalgos leonenses eran de una raza superior. Lo que les dijo textualmente fue esto: "Dios Nuestro Señor, que es único y eterno, creó el cielo y la tierra y un hombre y una mujer, de los cuales vosotros, yo y todos los hombres que han sido y serán en el mundo, descendemos".
Y es verdad que los abusos fueron muchos y grandes, pero ninguna legislación colonial extranjera es comparable a nuestras leyes de Indias. Por ellas se prohibió la esclavitud, se proclamó la libertad de los indios, se les prohibió hacerse la guerra, se les brindó la amistad de los españoles, se reglamentó el régimen de Encomienda para castigar los abusos de los encomenderos, se estatuyó la instrucción y adoctrinamiento de los indios como principal fin e intento de los Reyes de España, se prescribió que las conversiones se hiciesen voluntariamente y se transformó la conquista de América en difusión del espíritu cristiano.
Y tan arraigado está entre nosotros este sentido de universalidad, que hemos instituido la fecha del 12 de octubre, que es la fecha del descubrimiento de América, para celebrar el momento en que se inició la comunidad de todos los pueblos: blancos, negros, indios, malayos o mestizos que hablan nuestra lengua y profesan nuestra fe. Y la hemos llamado "Fiesta de la Raza", a pesar de la obvia impropiedad de la palabra, nosotros que nunca sentimos el orgullo del color de la piel, precisamente para proclamar ante el mundo que la raza, para nosotros, está constituida por el habla y la fe, que son espíritu, y no por las oscuridades protoplásmicas.

Ramiro de Maeztu 

Todos los años en los Estados Unidos se celebra la Herencia Hispana con el denominado Mes de la Hispanidad, el cual tiene una particularidad: no se trata de un mes específico, como cualquier persona recién llegada a este país podría imaginarse, sino que comprende un período de tiempo que comienza el día 15 de setiembre y finaliza el 15 de octubre. Esta celebración, que reconoce las contribuciones de los hispanos en Estados Unidos, fue impulsada en primer lugar por Lyndon Johnson y convertida en ley por Ronald Reagan en 1988.

Solo un carácter acomplejado, poco instruido y desconocedor de la historia, de la historia de verdad y no del revisionismo ideológico, juzga negativamente la fiesta del día de la Hispanidad. Menos complejos y más historia. 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El Toro de la Vega


Quienes defienden a un toro y se oponen al maltrato animal, no tienen inconveniente en apedrear a quienes lo están maltratando. Es decir, defienden al animal del maltrato maltratando a otro animal, en este caso, de la misma especie. Es decir, una grave contradicción. Sería como defender a los pollos para que no salgan en una fuente a la mesa del comedor mientras practican el canibalismo.

Los animalistas dicen: “Lancear a un toro es una salvajada propia de la incultura, del fanatismo y de la barbarie de gente”. Y si se les responde que nadie les obliga a ellos a hacerlo y que dejen a los demás decidir sobre sus tradiciones, responderán que no se puede tolerar y que se tiene que prohibir porque nada justifica ese maltrato. Pero entonces, ¿por qué no argumentar así con respecto a los niños que sufren el aborto? No se puede consentir que un toro de 600 kilos sea lanceado pero sí que un niño indefenso de 600 gramos sea troceado por un bisturí. Hay que escuchar el clamor de mil personas que se oponen a la muerte de un toro en Tordesillas pero el clamor de cientos de miles de personas varias veces al año oponiéndose a la tortura y muerte de más de 120 mil abortos cada año no merece que sea escuchado.


Mientras los animalistas no tengan más sensibilidad por los animales de la misma especie o al menos la misma no serán más que unos hipócritas incoherentes.

martes, 23 de junio de 2015

¿Qué está usted haciendo?


Desde lo alto del montículo se tenía una perspectiva excelente de todos los trabajos de construcción. Los andamios de madera ya alcanzaban una considerable altura. Me acerqué pausadamente a un grupo de canteros que se encargaban de los bloques y sillares de piedra. 



Les iban dando forma. La forma necesaria y precisa para el lugar que debía ocupar cada una. Un capataz de aspecto enérgico daba órdenes aquí y allá. Después de un rato observando me acerqué a uno de los obreros. Su rostro parecía tan duro como la misma piedra. Había en su expresión un rictus de contrariedad o de enfado. Con cierta prevención me dirigí a él preguntándole: "¿Señor, puede decirme qué es lo que está usted haciendo?". Se irguió con rapidez y clavó en mí sus ojos negros con una clara muestra de disgusto. Parecía que no iba a contestarme pero finalmente masculló unas palabras: "¿Acaso no lo ve? Estoy picando piedra". Y con rabia volvió a descargar su martillo contra el sillar sobre el que estaba trabajando. Me alejé un poco y seguí mezclándome entre aquellos obreros. Me llamó la atención especialmente uno de bastante edad y que sin embargo era un prodigio de energía. En éste, su rostro, a pesar de las arrugas y una

piel que parecía acartonada y ajada por el sol, expresaba una sensación de grandeza. Se le veía concentrado en lo que hacía. Cuando estuve suficientemente cerca me miró un instante y me regaló una amigable sonrisa antes de seguir golpeando con el martillo y el cincel. Y sin dejar de golpear fue él quien me dirigió primero la palabra diciendo: "¿Cómo está? ¿Viendo como avanzan las obras?". Le respondí que efectivamente eso estaba haciendo. Y entonces le hice a él también la misma pregunta que al otro obrero: "Y usted ¿qué está haciendo buen hombre?". Se sonrió. No levantó siquiera su mirada. Sus manos seguían tallando la piedra. Me pareció que su rostro se iluminaba de alegría y me dijo: "¿Que qué estoy haciendo? ¡Una catedral!


Sí, aquel hombre era un gran hombre. Era consciente de la importancia de lo que hacía. Su mirada no se detenía simplemente en lo inmediato y fatigoso de golpear a martillo y cincel el duro sillar de piedra. Aquel hombre veía más allá. Aquel hombre veía ya el término, el fin de lo que estaba haciendo. En la mente de aquel viejo y recio obrero, y más aún, en su corazón, no había una piedra sino una catedral.


Cada día, cuando nosotros nos disponemos a comenzar una nueva jornada podemos tener una de las dos actitudes de estos dos hombres. Podemos mirar lo que hay delante de nosotros con amargura, con enojo, rabia y cortedad de vista, o podemos sentir la alegría que proporciona el mirar más allá y sentir el gozo de que estamos haciendo algo muy grande, algo para Dios y para los demás. Cada día podemos o simplemente picar piedra o hacer una catedral.