lunes, 12 de septiembre de 2016

"Cuál de vosotros me va a matar"?




"¿Cuál de vosotros me va a matar?". Esa fue la pregunta que el sacerdote Fortunato Arias Sánchez hizo a los milicianos que lo trasladaban a las afueras de la ciudad de Hellín, lugar donde fue apresado el nueve de septiembre de 1936. Uno de los milicianos contestó que era él al que le habían encomendado dicha misión. El sacerdote se quitó su reloj de pulsera y le dijo: -Pues toma este reloj de recuero. Sólo te pido que me dejes morir besando esta cruz. El miliciano le contestó que no había problema. Al llegar al lugar convenido, en un sitio denominado Cañada de los Pozos, en la carretera de Pozohondo, Fortunato Arias se arrodilla, abraza su crucifico y exclama: -Que Dios os perdone, como os perdono yo. E inmediatamente tres balas atravesaron sus sienes. Era el día 12 de septiembre, Fiesta del Dulce Nombre de María, que tenía tan dulces resonancias en el alma de aquel santo y mártir sacerdote. El cura asesinado tenía 45 años. 


Esta es la últma carta que recibio su hermano Felix de Fortunato decia así

Queridos hermanos: Las cosas han cambiado notable mente desde mi última carta y hoy sospecho con sobrada razón que me quedan pocas horas de vida. Perdono a todos los que sean o hayan de ser los causantes o cómplices de mi muerte. Perdonadlos vosotros también, como nos manda la fe cristiana que profesamos. Que Dios acepte nuestro sacrificio y nuestra vida para que todos se conviertan y vivan. No recuerdo haber dado ocasión a que se me per siga, y me satisface pensar que la causa única de todo es mi carácter sacerdotal. Morir así es un verdadero y glorioso martirio. ¿Qué mejor suerte podía yo imaginar?

No tengáis pena ninguna por mi, encomendadme a Dios y quiera El que nos juntemos en el Cielo, bendiciendo allí los caminos secretos de su misericordia. Que seáis siempre buenos cristianos y que procuréis que lo sean también vues tros hijos y toda vuestra casa.....

En este momento se me viene a la memoria muchos nombres de personas de la familia y amistades, a quienes de buena gana les escribiría, asegurándoles mi afecto y eterno recuerdo en estas horas de despedida....

Un último abrazo a mi buenísimo compañero Jaime, y muchos besos a todos los demás pequeños. Adiós; que el Señor os conceda salud y paz y toda clase de bendiciones, y que seáis siempre muy devotos de la Santísima Virgen y que cuando pidáis por nuestros buenos padres pidáis tam bién por mi.
Sus restos reposan en la Parroquia de "La Purísima" de la localidad murciana de El Palmar.

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