Los fundamentalistas de la "ciencia"
No se puede ser fundamentalista de nada. Y menos aún de la
“ciencia”. El fundamentalista ve la realidad por un canuto. Los
fundamentalistas de la “ciencia” se inflan como sapos croando ante cualquiera
con la consabida frase de: “está científicamente probado que…”. Estos fanáticos
te escupen a la cara con desprecio frases como: “eso que usted afirma no está
científicamente probado”. Sin embargo, si hay algo que está científicamente
probado y confirmado por la realidad de los hechos es que las afirmaciones científicas
se equivocan tanto como cualquier otro tipo de afirmación.
El cientificismo moderno no es más que la reposición de un antiguo
y apolillado mito: el hombre iba a crear un paraíso gracias a la ciencia. La
ciencia iba a resolver todos los problemas. Los rancios e ilusos
enciclópedistas, los sabiondos y petulantes ilustrados a los que se les caía la
baba con los últimos logros de la ciencia y la técnica no se dieron cuenta del
ridículo tan grande que estaban haciendo con su credulidad ciega y supersticiosa.
Un ridículo tan grande como el de sus empolvadas y blancas pelucas.
Los fanáticos de la ciencia no son más que pobres crédulos
aferrados a un cuento viejo, a un mito muy poco científico. “La ciencia ya lo
explicará todo en algún momento”, dicen. Creen así ganar cualquier partida con
este comodín.
El verdadero hombre de ciencia cada vez se fia menos de su
ciencia y lejos de ufanarse de sus conquistas reconoce con humildad como el
sabio Sócrates: solo sé que no sé nada. El verdadero hombre de ciencia es
consciente que cada vez que encuentra una respuesta a un problema se le abren
cien nuevos problemas a resolver. El verdadero científico, a fuerza de ciencia,
se hace cada vez más humilde.
Hoy puede leerse en la sección de Ciencia del diario ABC lo siguiente:
¿Puede el Big Bang ser un
espejismo?
Una sorprendente
teoría sugiere que el Universo nació en realidad del colapso de una estrella de
cuatro dimensiones.
En el artículo se afirma que la teoría del Big Bang puede
tener los días contados y formar parte del pasado.