En 1954, Joanne Schieble, joven estudiante soltera, descubrió que estaba embarazada. Su padre no permitía que se casara con el padre del niño. Aunque hubiera podido abortar, era ilegal y peligroso. En cambio, dispuso darlo en adopción. Paul y Clara Jobs adoptaron el bebé y lo llamaron Steven.
No todos los niños tendrán una vida tan destacable como la de Steve Jobs. Pero con cada aborto tenemos poca idea de a quién estamos perdiendo con tanta tranquilidad.
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