Las cosas son como son. Si no partimos del reconocimiento de que la realidad tiene un ser y un sentido que se impone por sí mismo y que es independiente de mi voluntad terminamos en el más absoluto nihilismo.
Hay quienes se rebelan y pretenden no reconocer las leyes de la naturaleza. Esta pretensión sería tanto como no aceptar las cosas, la realidad tal y como es. Y este camino solo puede conducir al caos y a la locura.
Con gran acierto dice Chesterton: "Las cosas pueden emanciparse a ciertas leyes accidentales o pegadizas, pero no pueden escapar a las leyes de la naturaleza. Se puede liberar a un tigre de su jaula, pero no de su piel manchada. No se puede libertar a un camello del peso de su corcova; sería quererlo libertar de su condición de camello. No pretendamos, como esos torpes demagogos, entusiasmar a los triángulos a que se emancipen de la tiranía de sus tres lados".
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