miércoles, 7 de octubre de 2009

LA IGLESIA NO ES HOMÓFOBA


LA IGLESIA CATÓLICA EXIGE EL MÁXIMO RESPETO Y LA MAYOR DELICADEZA PARA LAS PERSONAS HOMOSEXUALES

Parece que no hay forma de que algunos se enteren de lo que dice la Iglesia con relación a la homosexualidad. Es muy fácil. Basta con acudir al Catecismo de la Iglesia Católica para verlo. Vuelvo a ponerlo por enésima vez para intentar que quede bien claro.

Y quien sepa leer entenderá que lejos de fomentar el odio hacia los homosexuales lo que fomenta y pide es el mayor respeto y delicadeza. Se puede ser homosexual y ser un católico íntegro e incluso santo. Homosexualidad y santidad no están reñidas. Porque una cosa es la tendencia y otra es la práctica. Incluso quien practicara la homosexualidad si se arrepiente y se confiesa puede ser santo. Como quien tiene relaciones heterosexuales fuera del matrimonio y se arrepiente.

De modo que dejemos de confundir y de mentir al respecto. La Iglesia Católica no es homófoba. Y quien diga eso miente y calumnia.

Esto es lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad:

2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (CDF, decl. "Persona humana" 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.

2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.

2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.


JOSÉ GIL LLORCA


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