JOSÉ GIL LLORCA
"Tiempos de crisis. Algunas cuestiones sobre liturgia, fe y moral, después del Vaticano II "
Buenos Aires 2012
Es indudable que inmediatamente después de
celebrarse el Concilio Vaticano II, la Iglesia Católica comenzó a atravesar una
crisis de enormes dimensiones cuyas consecuencias todavía le están afectando.
En naciones de gran tradición católica los seminarios quedaron vacíos. Muchas
Ordenes religiosas vieron cada vez más mermadas sus vocaciones y tuvieron
entonces, y también actualmente, que cerrar casas, dejar Colegios, Hospitales,
etc., por no poder ya atenderlos.
Hubo una gran desafección de sacerdotes y muchos
se secularizaron. En Facultades de Teología, Universidades e Instituciones de
Enseñanza Católica se enseñaban, y se siguen enseñando, doctrinas contrarias al
Magisterio de la Iglesia. Para muchos fieles estas consecuencias negativas no
son conocidas, sin embargo, de modo imperceptible e imparable, han afectado y
siguen afectando plenamente tanto a la liturgia, como a la fe y la moral. La
vida de la Iglesia se ha visto sacudida por una serie de actitudes,
acontecimientos e ideologías que han creado en muchos católicos un gran
desconcierto y confusión. El relativismo imperante en el pensamiento y en la
cultura contemporánea también se ha filtrado en el interior de la Iglesia. No
resulta extraño comprobar, cómo muchos fieles terminan confundidos y sin saber
a qué atenerse porque unos sacerdotes dicen y enseñan una cosa y otros, otra.
Se ha perdido la unidad en lo que es esencial invocando un mal entendido
pluralismo que ha generado división. El sacramento de la Confesión ha llegado a
estar prácticamente abandonado. El descenso en la asistencia a Misa no ha
parado de aumentar. La adoración eucarística está totalmente extinguida en
muchas diócesis. La transmisión de la fe en las familias se ha hecho
prácticamente inexistente. Hoy en día el número de bautizados que no contraen
matrimonio sino que conviven o están casados civilmente no ha dejado de
aumentar.
La desobediencia de sacerdotes y religiosos,
causa escándalo y estragos. Se ha trasladado a la Iglesia una visión meramente
humana y se pretende aplicar a ella realidades que le son extrañas y ajenas
como, un sistema de gobierno democrático, la supresión de la supuesta
discriminación de la mujer para acceder al sacerdocio, unos criterios de acción
meramente filantrópicos al estilo de una ONG, una asimilación a la racionalidad
técnica en donde sólo se busca el éxito, el número, los resultados, una
fascinación acomplejada por técnicas orientales, de relajación o de meditación
trascendental que suprime la práctica de la oración. Muchos sacerdotes han
pasado de ser padres y guías, a animadores de la comunidad o asistentes
sociales. La evangelización se complica con multitud de reuniones ineficaces y
tediosas; planes pastorales irreales y poco concretos; una organización
eclesial cada vez más burocratizada,
compleja, innecesaria e inoperante que no para de aumentar (Secretariados, Delegaciones,
Subdelegaciones, Comisiones, Consejos, etc.) hace perder energías y dispersa
la acción pastoral. Los fieles laicos, en su gran mayoría, están poco o nada
formados, desconocen lo más básico y elemental de la fe católica, muchos son
católicos sólo de nombre y en su vida hay una gran incoherencia entre fe y
vida. Esto mismo ocurre también en aquellos a los que se denomina
“practicantes”. No es extraño encontrar a quienes llamándose católicos
practicantes se manifiestan partidarios del divorcio, el aborto, la eutanasia,
la fecundación artificial, la experimentación con embriones, los
anticonceptivos, la esterilización, las relaciones sexuales precoces o sin
estar casados, los mal llamados “matrimonios homosexuales”
En estas páginas se intenta explicar de un
modo sencillo y claro qué es lo que ha pasado, a qué obedecen todos estos
elementos que sumieron a la Iglesia en tan tremenda crisis que aún hoy día
estamos sufriendo dolorosamente sus consecuencias. Conocer las causas es
imprescindible para buscar las soluciones. Sin un buen diagnóstico no es
posible aplicar los remedios necesarios. Gracias a Dios, también hay
expectativas de que lo peor ya ha pasado y que la tormenta con todos sus
nubarrones, oleaje y sacudidas está amainando y pronto las sombras dejarán paso
a la luz y a una calma serena. El cristiano, a pesar de reconocer las
dificultades y contradicciones confía en la promesa del Señor: “No temáis, yo
he vencido al mundo” y “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el final del
mundo”.
Estos temas son abordados en este libro que, lejos de pretender dar una visión negativa, intenta aprovechar estos tiempos de crisis para volver a lo esencial y animar en el empeño por revitalizar la vida de la Iglesia y la tarea de la Nueva Evangelización.
PEDIDOS A:
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Teléfono:968 21 91 35
Librería Diocesana Murcia
Plaza del Cardenal Belluga, 1, 30001 Murcia
Muy cierto,
ResponderEliminarEstudié algunos años Ciencias Religiosas en la Universidad la Salle
y dejaban pasar "maestros" perversos ,malignos que sólo deseaban ver caer la imagen de Cristo Dios, dentro de la mente de los alumnos, a¡embobados por sus vericuetos sub teológicos y lingüísticos .
Mis compañeros se quedaban pasivos y receptivos a la voz de " decir que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, es una herejía" !!!
Ok; le dije al profesor que además no paraba de hablar, miedoso de ser interpelado: " entonces nuestro credo es una herejía"?? Porque el Credo es dogma…
El tipo me dice para ridiculizarme:- "no estamos en el catecismo de los sábados compañera,- (como los profesores socialistoides que tuve en la preparatoria) -ésta es la Universidad-"
Yo les caía mal a mis compañeros por interrumpir e incomodar al seudo-maestro.
El último día de clase sólo presenté un trabajo y ellos me dieron : "hubieras ido, el maestro nos dijo que podíamos escoger la religión que queramos porque dios es el mismo en todas ellas"
Basura!!!