jueves, 5 de noviembre de 2009

ENTRE DOS PERSONAS DEL MISMO SEXO NO HAY NI PUEDE HABER MATRIMONIO


LOS TROPIEZOS DEL mal LLAMADO “MATRIMONIO DEL MISMO SEXO”

No es verdad que haya tanta demanda social como se dijo hace un año, al aprobar la ley, y se sigue diciendo cansinamente en algunos medios. Se hablaba de que sería una tendencia creciente e imparable y que al cabo de tres o cuatro años habría en España más de cien mil parejas del mismo sexo, etc., etc. Sin embargo, la realidad sociológica es terca y se impone..., al margen de otras consideraciones de fondo.

Una y otra vez, algunos medios vinculados con el lobby rosa, decían que en España había un clamor social reclamando el "matrimonio homosexual", que era esencial conseguir la igualdad de derechos de los muchos homosexuales -varios millones, según ellos- que estaban a la espera de pasar por el ayuntamiento, que la ley venía a cubrir una necesidad de un amplio colectivo que veía conculcados sus derechos civiles, que era una actitud homofóbica la que impedía ver unos supuestos nuevos modelos familiares del siglo XXI...

Pero, como ya se ha dicho, la realidad se impone. En España, como en Holanda, en Canadá, en Suecia y en todo el mundo. El llamado matrimonio homosexual no funciona: es algo anómalo, de minorias, aunque algunos pretendan presentarlo como una alternativa natural del matrimonio heterosexual. El Papa Benedicto XVI, repite con mucha frecuencia que las pseudo-formas de ‘matrimonio’ distorsionan el designio del Creador y minan la verdad de nuestra naturaleza humana (...) Matrimonio y familia no son una construcción sociológica casual, fruto de situaciones particulares históricas y económicas. Por el contrario, la cuestión de la justa relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en la esencia más profunda del ser humano y sólo puede encontrar su respuesta a partir de ésta.

Abundando en la misma línea, Rafael Navarro-Valls, Catedrático de la Universidad Complutense y experto en Derecho de Familia, , escribe hoy en
El Mundo (4-VII-2006): El pasado 13 de mayo, en su discurso dirigido a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, el Papa calificó a la familia basada en el matrimonio de "bloque constructivo básico de la sociedad". "Es necesario que el Estado", continuaba, "reconozca la importancia de la familia y que la ayude a llevar a cabo sus funciones". (...) Para Benedicto XVI estos principios no son solamente verdades propias de la fe religiosa, sino que "están inscritos en la naturaleza humana, y por tanto son comunes a toda la humanidad". Con esto quiere decir el Papa que la visión que la Iglesia tiene del matrimonio es más antropológica que teológica. En realidad, me atrevería a añadir que la Iglesia no tiene una concepción propia del matrimonio. Lo que tiene es una visión propia del hombre. Por eso tiende a recalcar que sus modelos de familia y matrimonio son especialmente válidos porque se adecuan a la propia naturaleza del hombre, es decir, al orden real de las cosas.

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